domingo, 6 de septiembre de 2009

APATÍA HABITUAL

… Y es que ¿A quién no le ha sucedido? Son las 9 de la mañana, empieza un nuevo día y tu cerebro, reaccionando lentamente, empieza a enlistar las miles de actividades por hacer, los tantos proyectos pendientes que algún ayer decidiste iniciar; pero son las 9 de la mañana y ya sientes que se te revienta la cabeza de tanta información que procesas, organizas y jerarquizas.

No importa, tu cuerpo sigue mas aletargado que el de un alcohólico en Garibaldi a la una de la tarde, y con tantas preocupaciones encima sólo logras entumecerlo más.

Es un día como ayer, como hace dos meses o el año pasado, sabes que de las ocho mil tareas que te has propuesto harás tres cuando mucho, pero te empeñas en cambiar una dinámica que se te ha vuelto costumbre: la de mentirte sistemáticamente y creer que hoy vas a cambiar.

¡Pero si!, hoy si vas a cambiar, como lo hiciste ayer y lo harás mañana, lo más probable es que no sea para bien, pero en una de esas… yo no sé.

Ah que duro es vivir, pero que rico se siente, tropezar, caer, levantarte, correr. Es un mundo lleno de posibilidades que dejamos escapar, que nos impiden tomar o que nos arrebatan. Y sin embargo aquí seguimos, dándonos de topes contra la pared cuando podríamos estar actuando, transformando nuestro devenir individual y colectivo, o simplemente haciendo las tareas del día siguiente.

Escribo estas palabras y voy pensando con temor que el producto de mis golpeteos en el teclado será un ensayo moralista, por eso, he pensado en una solución, el final será inconcluso o pesimista (un amigo se empeña en mencionarme que un pesimista es un realista con visión), de esa forma me lavo las manos.

En estas situaciones es cuando te das cuenta que es muy fácil hablar, echar choro, discurso rebelde, consignas, acusaciones y reclamaciones. Puras palabras al viento que se desvanecen apenas salen de tu boca, porque después de todo, te das media vuelta y también tu lo has olvidado.

Apelemos a la memoria histórica, hagamos de nuestras palabras hechos tangibles, si, si a todo eso y más, pero no hoy, hoy ya es tarde y tienes sueño. El día lo has pasado entre divagaciones y reflexiones de muy elevado nivel intelectual, tan elevado que no te la crees ni tú.

Qué más da, mañana será otro día y con el todo un mundo de posibilidades.

Y en una de esas… yo no sé.

2 comentarios:

  1. me recordaste a Gregorio Samsa...oops!¿y cómo amaneciste hoy?¿ávido de una metamorfosis?

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  2. Es una analogía un tanto bizarra la que haces, ya que Samsa no se levantó buscando la transformación en un ser despreciado por los otros y por el mismo.

    Yo, por mi parte, pos supuesto que me levanto ávido de una metamorfosis, pero esa metamorfosis que busco es más como la de un insecto que, al convertirse en mariposa, no deja de ser en esencia el mismo de antaño, sino que ha alcanzado el desarrollo, la expresión más perfecta y madura de su ser.

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