domingo, 25 de octubre de 2009

ENTROPÍA A LA MEXICANA

Como ustedes bien saben, en México el sistema de gobierno es el presidencial, se divide en tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) los cuales tienen tareas específicas y buscan establecer un balance que permita la gobernabilidad en el país. Esto es fundamental ya que significa que el poder del ejecutivo, que predomina sobre los otros, no se comparte si se pretende un buen gobierno.

En este sentido es importante, a propósito de los procesos democráticos, que la victoria del PAN en las elecciones presidenciales del año 2006 fueron impugnadas, y aunque no se presentaron pruebas suficientes y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio por válidas las elecciones, estas fueron muy turbulentas y provocaron la deslegitimación y la incertidumbre sobre la limpieza del proceso dudosamente democrático.

Bajo esa lógica, la constante ingerencia de actores políticos y del empresariado mexicano, representantes de la clase dominante del país, en beneficio de la campaña panista, con un bombardeo espectacular a través de los medios de comunicación nacionales en detrimento de los adversarios políticos, en lo que fue llamada “la campaña negra”, dejó clara las relaciones y alianzas políticas que él, en ese momento candidato Felipe Calderón, concretó. Al mismo tiempo fue el comienzo de un gobierno basado en el uso de la “videopolítica” y la violencia como medios para gobernar.

Las alianzas que llevaron al Pan a los Pinos, posteriormente significaron una traba en las acciones del gobierno federal debido a los intereses particulares que se debieron atender. El poder político que debiera ostentar el presidente se ha visto repartido entre la clase hegemónica, económicos y políticos, que han impuesto sus propias reglas, entorpeciendo un proyecto político neoliberal fomentado por el ejecutivo, que no ha podido ser establecido por la ingobernabilidad en la que se introduce el país.

Este proceso entrópico se ve alimentado por la fuerte ola de violencia desatada por la lucha contra el narcotráfico. Lucha que ha ido en aumento en 2008, que rebasa los 5,000 asesinatos, y por tanto duplica el número de muertos del 2007 . El presente año solo ha demostrado que el incremento de la fuerza militar en todos los puntos rojos de la República para la resolución de este suceso a dado resultados escandalosamente negativos.

Le programa de seguridad que se ha empeñado por defender el presidente sin apoyo popular ni político importante, engrandecen un malestar social que se siente en el elevado número de manifestaciones y en el poco interés por lograr consensos que permitan a F. Calderón legitimar sus acciones. Como menciona Kaplan “la cohesión interna del sistema, no pueden constituirse ni mantenerse por el mero ejercicio de la violencia desnuda de un grupo sobre otro u otros.” De este modo se limita la capacidad política de encontrar las formas reales de resolver el problema de la inseguridad de fondo.

A pesar de esta cuestión y de las fallas que han cometido los secretarios de estado y todo el personal político elegido por el mandatario, no se ha buscado rearmar o cambiar al equipo con el que llegó y que ha demostrado gran incompetencia dados los resultados observables. Muy al contrario, los cambios, sugieren la continuidad de elementos de su partido, e inclusive personajes no necesariamente experimentados en la política, pero cercanos a su línea ideológica, por lo que no se vislumbra un cambio fundamental en la dirección de las acciones emprendidas.

La clase política que ejerce el poder en estos momentos está conformada por individuos que viven “de la política” y no “para la política”. Inclusive los partidos políticos opositores se unen para aprobar reformas y leyes que originalmente sus partidos, a través de sus lineamientos históricos e ideológicos, no habrían apoyado.

Los partidos al igual que las instituciones actuales son herencias de gobiernos priistas y por tanto no responden a la coyuntura y la problemática actual que presentan profundas diferencias. Tanto partidos políticos como instituciones, se resisten a ser eliminados o a sufrir transformaciones de fondo, y el gobierno tampoco ha buscado reformarlos, por lo que la crisis democrática que sufre el país y la ilegitimidad de los procesos políticos como las elecciones no pueden ser resueltos de manera coherente y confiable para las clases dominadas y las subordinadas molestas y decepcionadas por la falta de buena política.

Los pilares institucionales que se han desmantelado con gran dificultad, por otra parte, no son suplidos por nuevas formas organizativas que llenen el espacio vacío, lo que genera a su vez un distanciamiento aún mayor entre el gobierno y la población cada vez más empobrecida, debilitada, pero peligrosamente irritada también. Se entiende que suceda así como parte de una tendencia de adelgazamiento del Estado que llevan a cabo los proyectos neoliberales en los diferentes países donde gobierna la derecha y ultraderecha, pero el atrofiamiento de los mecanismos de control social que se limitan a la violencia y represión son históricamente consecuencia de la caída más estrepitosa de las cabezas dirigentes, por lo que la ignorancia política se ha convertido en el principal defecto del actual presidente.

Por otro lado las reformas que ha lanzado el ejecutivo para privatizar los sectores estratégicos del país como lo es el energético, específicamente el petróleo, provocaron fuertes debates y un gran rechazo por parte de la población y algunas facciones políticas que evitaron el paso de las reformas de manera integra a las leyes mexicanas que permitirían tal privatización. Actualmente el desmantelamiento de uno de los sindicatos más importantes del país (Luz y Fuerza del Centro), el cual muchos denuncian como otro intento de privatización, ahora de la electricidad, no han hecho sino agudizar la tendencia de crisis social.

Pese al fuerte rechazo, las manifestaciones, el presidente Calderón tomó como exitosos tanto el proceso de reformas de leyes del 2008 como el desmantelamiento de LyF; y a su vez hoy celebra como una victoria política el resultado final de ambos procesos que se antojan poco funcionales en cuanto a los objetivos originalmente planteados, pero que por otro lado pueden devenir en cuantiosos beneficios tanto económicos como de control social visto que las reacciones sociales no han ido tan lejos como muchos esperaban.

Estos hecho aunados a toda la trayectoria de este gobierno, nos lleva al último tema sobre la relación del gobierno con la sociedad civil ya que, si bien existe una dualidad del estado en la que por un lado se busca le protección y promoción de los intereses específicos de la clase dominante y del personal político, y por otro lado existe una responsabilidad política implícita en el “contrato social” por el cual la población sede responsabilidades y control a un gobierno para la organización y el cumplimiento de las demandas sociales; esta dualidad se ha desmoronado al hacer caso omiso de las demandas sociales y buscar únicamente el beneficio particular de la clase dominante.

La constante falta de atención, la ilegitimidad de las políticas y decisiones del gobierno federal, la creciente ola de violencia y las reformas privatizadoras del gobierno han provocado un fuerte malestar social que se traduce en una gran oposición al gobierno así como un enorme déficit de gobernabilidad que en poco tiempo se pueden traducir en transformaciones radicales o en la decadencia total de México.

Lo que se está provocando es la entropía según dice Marcos Kaplan:

La entropía presente y operante en todo sistema social genera, manifiesta y refuerza, el desajuste entre los elementos y niveles de la sociedad, el desgaste de éstos y de las relaciones básicas, el funcionamiento a rendimiento decreciente del conjunto. Estos procesos negativos son reforzados por las incertidumbres del consenso social, el debilitamiento de la adhesión del mayor número de los actores sociales y de la voluntad colectiva.

Solo el Estado tomando en cuenta y haciendo partícipes a todos los grupos que conforman al país, puede detener dicho fenómeno, y mientras el gobierno no atienda las demandas sociales que cada vez son mayores y más evidentes debido a las crisis nacional (política) y la internacional (económica) existentes, el proceso entrópico seguirá creciendo con consecuencias apocalípticas.

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