“Cuando Hugo Chávez fue elegido presidente en diciembre de 1998, el país llevaba ya varios años en crisis. Los sucesivos gobiernos, enfangados en la corrupción, con la riqueza del petróleo disminuida, venían imponiendo programas neoliberales con escaso éxito. Disturbios en 1989, dos intentos de golpe de estado en 1992, la destitución [por corrupción] del presidente en 1993, el colapso de los bancos en 1994 y la implosión de los partidos políticos en antes dominantes eran diversas señales del colapso inminente.”
Chávez fue elegido presidente en 1998 con el 56.5% de los votos, una mayoría indiscutible que reflejó el amplio descontento de la población venezolana con los anteriores gobiernos, y la aceptación hacia el discurso y la ideas que el nuevo mandatario promovía. Así empezó una amplia trayectoria de lucha democrática y participativa con la cual el líder bolivariano restaura el pacto social con la nación y hará del pueblo su principal aliado.
Inmediatamente al entrar en funciones, el nuevo presidente inició las reformas prometidas encaminadas al desarrollo socioeconómico del país y a cambiar la estructura política preexistente. A diferencia de los anteriores gobernantes de una elite corrupta e incapaz de responder a las demandas de los venezolanos, Chávez Impulsa proyectos reformistas: el referéndum para la constitución bolivariana en 1999 aprobada por el 71% de los votantes, y la figura del referéndum revocatorio son sus primeros pasos. Este sería el inicio de una transformación democrática verdadera y de participación popular en las políticas del nuevo gobierno bolivariano.
Al año siguiente se convocó de nuevo a elecciones presidenciales bajo las leyes de la nueva constitución. Chávez vuelve a ganar pero ahora con 59% de los votos legitimándose. Si embargo las medidas que toma sobre la destitución de altos mandos de PDVSA, la nacionalización de ciertos sectores estratégicos, el reparto agrario y sus planes de apoyo social, provocaron una reacción opuesta en los grupos económicamente poderosos que veían una clara transgresión a sus intereses.
Importantes empresarios empiezan a conspirar con apoyo externo e inician una violenta campaña mediática contra Chávez que convence a muchos para unirse a la oposición. Para abril del 2002 un golpe de estado que le dará una victoria efímera de nuevo a las élites económicas antichavistas, se lleva a cabo. Caen dos días después derrocados por el pueblo que se manifiesta contra las medidas del gobierno anticonstitucional, y que con el apoyo de simpatizantes militares de Chávez logran vencer a la oligarquía poco organizada que a través de los medios de comunicación tergiversaba los acontecimientos.
Después del duro golpe propinado por las masas populares, la oligarquía sufrirá otras dos grandes derrotas: el referéndum revocatorio contra el presidente en 2004 que este ganará con el 59.95% de los votos y la reelección del mismo en 2006 con 62.84% de los votantes a su favor. Pero sin duda, uno de los golpes democráticos más contundentes contra la clase política antinacional y los antichavistas, será la derrota por un margen mínimo del propio Chávez en el referéndum para la reforma constitucional. Esta terminará siendo una victoria pírrica para los contrincantes del presidente, pero una reafirmación de la dirección democrática del gobierno bolivariano al aceptar sin rechistar esta derrota y continuar por el camino de las instituciones, la vía pacífica y de participación popular como el pilar fundamental de esta lucha por un nuevo proyecto alternativo en América Latina.
Chávez fue elegido presidente en 1998 con el 56.5% de los votos, una mayoría indiscutible que reflejó el amplio descontento de la población venezolana con los anteriores gobiernos, y la aceptación hacia el discurso y la ideas que el nuevo mandatario promovía. Así empezó una amplia trayectoria de lucha democrática y participativa con la cual el líder bolivariano restaura el pacto social con la nación y hará del pueblo su principal aliado.
Inmediatamente al entrar en funciones, el nuevo presidente inició las reformas prometidas encaminadas al desarrollo socioeconómico del país y a cambiar la estructura política preexistente. A diferencia de los anteriores gobernantes de una elite corrupta e incapaz de responder a las demandas de los venezolanos, Chávez Impulsa proyectos reformistas: el referéndum para la constitución bolivariana en 1999 aprobada por el 71% de los votantes, y la figura del referéndum revocatorio son sus primeros pasos. Este sería el inicio de una transformación democrática verdadera y de participación popular en las políticas del nuevo gobierno bolivariano.
Al año siguiente se convocó de nuevo a elecciones presidenciales bajo las leyes de la nueva constitución. Chávez vuelve a ganar pero ahora con 59% de los votos legitimándose. Si embargo las medidas que toma sobre la destitución de altos mandos de PDVSA, la nacionalización de ciertos sectores estratégicos, el reparto agrario y sus planes de apoyo social, provocaron una reacción opuesta en los grupos económicamente poderosos que veían una clara transgresión a sus intereses.
Importantes empresarios empiezan a conspirar con apoyo externo e inician una violenta campaña mediática contra Chávez que convence a muchos para unirse a la oposición. Para abril del 2002 un golpe de estado que le dará una victoria efímera de nuevo a las élites económicas antichavistas, se lleva a cabo. Caen dos días después derrocados por el pueblo que se manifiesta contra las medidas del gobierno anticonstitucional, y que con el apoyo de simpatizantes militares de Chávez logran vencer a la oligarquía poco organizada que a través de los medios de comunicación tergiversaba los acontecimientos.
Después del duro golpe propinado por las masas populares, la oligarquía sufrirá otras dos grandes derrotas: el referéndum revocatorio contra el presidente en 2004 que este ganará con el 59.95% de los votos y la reelección del mismo en 2006 con 62.84% de los votantes a su favor. Pero sin duda, uno de los golpes democráticos más contundentes contra la clase política antinacional y los antichavistas, será la derrota por un margen mínimo del propio Chávez en el referéndum para la reforma constitucional. Esta terminará siendo una victoria pírrica para los contrincantes del presidente, pero una reafirmación de la dirección democrática del gobierno bolivariano al aceptar sin rechistar esta derrota y continuar por el camino de las instituciones, la vía pacífica y de participación popular como el pilar fundamental de esta lucha por un nuevo proyecto alternativo en América Latina.
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